SABERA AHSAN
Sabrina tenía 15 años, era una chica pequeña con el pelo negro y rizado. Se tiñó el flequillo de color rubio con una lejía especial para mujeres asiáticas peludas. La utilizaban para ocultar sus bigotes oscuros y el pelo facial. Sabrina quería parecer más europea.Un día, un chico del cole que había visitado recientemente Italia le dijo que parecía a una chica italiana. Sabrina estaba eufórica, esto significaba que estaba empezando a desarrollarse como mujer y a tener un aspecto diferente. Finalmente, pudo dejar atrás los días en que los chicos sólo la veían como una huesuda bengalí luchadora que no encajaba, solamente apta para una sola cosa, burlarse y luchar contra ella. Como si una niña de 12 años de herencia bengalí no tuviera sentimientos, ni alma, ni sintiera dolor alguno. Ella anhelaba el amor y ser adorada, como cualquier otra chica inglesa. Sabía que cualquier cosa podría pasar a partir de ahora, porque estaba al borde de algo nuevo; su madurez como mujer y la nueva feminidad significaban que su cuerpo iba a cambiar, su figura se llenaba de voluptuosas y preciosas redondeces, las mejillas se volvían más rollizas y rosadas, con los ojos brillantes y su pelo encontraba de repente una vida propia que antes no poseía. De hecho, frente a ese pelo lacio y escuálido, su nuevo cabello se mostraba lleno de cuerpo y rebosaba rizos, pero una cosa le falló, era todavía muy pequeña de estatura.
Un chaval de 18 años de edad del colegio llamado Jonathan la había visto desde lejos mientras esperaba en la cola del comedor. "Mira a esa chica de primero, va a ser una verdadera tía buena cuando llegue a cuarto." "Tonto”, respondió su amigo, “que ya está en cuarto”. Cuando Sabrina escucho a través de la red de chismes del que Jonathan la amaba, su corazón cantó y bailó. Era la primera vez que alguien siquiera la había mirado románticamente y éste no era un chico cualquiera, era uno de los populares. Cada chica se imaginaba a sí misma con Jonathan Walker. Pero él había amado a una chica llamada Erin desde que tenía 12 años y fueron novios hasta sus 17, cuando ella lo abandonó por su mejor amigo Peter. Se rumoreaba que Jonathan nunca superó lo de Erin y que se había hecho famoso por haber tenido amoríos con muchas chicas sólo para ocultar su dolor. Ahora había visto algo de la joven Erin en los ojos de Sabrina y quería salir con ella.
Sabrina quería ser amada por Jonathan también y la única manera de conseguirlo era ir al pub con los demás los viernes, pero a ella, como bengalí y musulmana, no le estaba permitido ir y, por tanto, como siempre, se quedó en casa con su familia, a pesar de que ya pasaba la mayor parte del tiempo haciendo los deberes, soñando o viendo "Top of the Pops" o "Vecinos" en su televisor en blanco y negro en una habitación empapelada con rayas multicolores. A veces, su amiga Salma Khan, una niña paquistaní, venía a casa y ambas conversaban sobre lo difícil que era la vida del cole y lo mucho que soñaban las dos con el gran universo allá afuera que sería mucho más tolerante y cosmopolita que el mundo escolar. Salma Khan era una niña musulmana tradicional y conformista que llevaba unos largos pantalones verdes y estrechos con una trenza larga y negra para ocultar su pelo desenmarañado. Los pantalones hacían muy poco para ocultar sus crecientes caderas o el amor platónico pero apasionado que sentía por el señor Jones, el profesor de geografía. Pero Salma condenaba con firmeza el progresivo acortamiento de la minifalda de Sabrina. También reprobaba violentamente la idea del pub y advirtió a Sabrina de la ira de sus padres si se enteraban del plan, pero, después de una hora de suplicarle, prometió desde el dormitorio a rayas que iba guardar su secreto mientras Sabrina se preparaba para su primera verdadera cita con Jonathan en el Pelican Pub. Sabrina meticulosamente se alistaba para la noche. Llevaba vaqueros, una camisa roja ajustada y un chaleco. El Pelican Pub quedaba a dos kilómetros de distancia por lo que el único medio de transporte para Sabrina era una vieja bicicleta con flores rosas y un timbre en forma de cúpula. La bicicleta llevaba una cesta blanca en la parte trasera. Sabrina remató su look con pintalabios rojo, dos golpes de colorete en sus mejillas y líneas de Kohl cuidadosamente marcadas de negro bajo sus ojos. Ahora sí que parecía una mujer.
Salma se despidió de Sabrina mientras vigilaba a los padres de su amiga y Sabrina se tambaleaba en su bicicleta rosa durante aquella noche tan fría. La carretera estaba llena de tráfico y Sabrina jadeaba pesadamente mientras pedaleaba en su bici a toda velocidad - destino el Pelican Pub. Estaba nerviosa, preocupada porque ella nunca había estado en un pub antes y le faltaban tres años para entrar de forma legal, pero, a pesar de que sus piernas eran algo flacas, estaba armada con su nueva y completa figura, su flequillo teñido rubio con lejía de bigote y su voluptuoso pelo rizado. Ahora era el momento para hacer frente al mundo de los adultos, donde todas las chicas del cole encontraban el amor. Por encima de todo ahora ella parecía una italiana.
Cuando se acercó a la enorme y amenazante puerta del pub, sintió que sus ojos lloraban de frío y el Kohl corría por su rostro. Cuando se acercó a la entrada un enorme hombre calvo la miró de manera extraña. “¿La puedo ayudar señorita?" Sabrina apenas podía ver a Jonathan en el interior del pub, avasallado por una desaliñada chica alta y rubia. La rubia se colgó de su cuello mientras sorbía su cerveza pero él parecía inquieto y miraba a su alrededor como si estuviera buscando alguien. "No puedes entrar en este pub esta noche, eres demasiado joven", exclamó el portero a una mortificada y avergonzada Sabrina. "Pero tengo 18 años", insistió. "¿Entonces dónde está tu DNI?" "No lo tengo" los ojos de Sabrina comenzaron lagrimar con más violencia y justo en ese momento los ojos de Jonathan encontraron los suyos. Sintiendo la humillación que sufría, el chico se acercó a la desaliñada rubia y se escapó a otra parte del pub. En ese momento, Sabrina sintió el dolor en su corazón, estaba a punto de explotar e incluso sentía que la tierra se la iba tragar entera, no podía más ocultar la vergüenza que sentía. De repente, se asustó por el sonido de la voz grave y fuerte de un hombre.
"¿Qué carajo estás haciendo en el pub?" Horrorizada al darse cuenta lentamente de a quién pertenecía esa voz, poco a poco se dio la vuelta y vio a su padre mirándola desde su Toyota plateado, donde su madre, Salma y los padres de Salma estaban sentados mirándola con desaprobación. MÓNTATE EN LA BICI Y VETE A CASA!, bramó su padre con la voz más aterrorizante que había oído en su vida. Los faros intermitentes del Toyota Corolla se movían lentamente y producían una luz brillante que mordía rueda trasera de la bici de Sabrina, iluminando todo su dolor y humillación, pero Sabrina seguía pedaleando la bicicleta frenéticamente camino a casa por la gran carretera de la vergüenza. Los coches a toda velocidad la pasaban silbando a toda velocidad, gritando obscenidades racistas mientras Sabrina se limpiaba las lágrimas mezcladas con kohl negro que corrían por su rostro. Llevaba un dolor helador en el pecho. Fue el viaje a casa más largo de su vida.
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