CARMEN M. ALMENARA
La huella de tu mano clavada en mi espalda intentado detenerme permanecerá imperturbable. Nadie sabrá de su marca. Salvo por esa lágrima maldita, vociferante y amarga que aparecerá en mis ojos cada vez que piense en ti y en todo a lo que he renunciado.
La vida que rechacé frente a la que me he quedado, sin saber muy bien por qué renuncié a ti, mi secreto mas deseado.
Así rezaba la lápida de un soñador frustrado.
0 comentarios:
Publicar un comentario