A.D. ALEMÁN
Violeta estiró sus hojas para coger el ramo que le ofrecía su hija.– Cariño me gustan estos detalles, pero...
– ¿Qué mamá?– preguntó la niña atusándose los pétalos.
– Fíjate– dijo la madre descorriendo las cortinas de la ventana de la cocina. –Son seres vivos, no me gusta que los cortes–
La pequeña apoyó sus hojitas al cristal y observó el jardín.
– No creo que estén vivos– murmuró desganada.
– Mira bien–
Durante unos minutos, las dos contemplaron calladas a los tres hermosos humanos que había plantados en mitad del jardín.
Por fin, la madre rompió el silencio.
– ¿Es de ese, verdad?– dijo señalando a uno de ellos.
–Sí, ¿cómo lo sabes?–
– Porque por su rostro caen lágrimas de savia–
– Mamá, eso no es savia, sólo son gotas de agua y sal–
1 comentarios:
Me encanta!! Es genial!! Parece como de cuento de terror de ciencia ficción!! Es la caña!!
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