El encuentro

jueves, 10 de julio de 2014

Carmen M. Almenara

Como en un sueño delicioso
al fin siento tus manos, de nuevo
acariciando mi espalda,
tus labios lascivos en los mios,
tu cabello salvaje entre mis dedos...
Nuestros besos, juguetones,
saltan por toda nuestra piel
sin dejar un recodo vacío.
Te mueves, me muevo;
me besas, te beso;
caricias, más besos;
rodamos, el suelo;
la luz del sol de nuevo.
Bailamos sin música,
el cuerpo es el instrumento.

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