¿Por qué todos los edificios modernos son acristalados? (Relato porno-erótico)

martes, 24 de junio de 2014

AndreaK
¿Por qué todos los edificios modernos son acristalados?
Es una torre de 25 pisos, recubierta de cristal traslucido, que hace de gigantesco espejo de la zona.
Yo voy a la planta 18. Entro en el vestíbulo y llamo al ascensor, el mármol del suelo y las paredes brillan tanto que me veo reflejada.
Mi abrigo negro termina en mis rodillas, se entalla a mi cuerpo  con cinturón que marca mi cintura y la decora con un lazo.
El pelo suelto cae sobre mis hombros ocultando del cuello alto del abrigo.

Zapatos de tacón y el maletín en la mano,  verdaderamente parezco una alta ejecutiva, con una cuenta de inversores.
Entro en el ascensor, aprovecho que nadie me ve y recoloco delicadamente las medias.
En ese momento recuerdo que la cámara de seguridad está en la esquina derecha, y la saludo traviesa.
Se abren las puertas enfrente esta un gran mostrador donde me recibe una recepcionista, le digo que tengo una cita con el señor Jonhs, lo chequea en su ordenador, obviamente no lo encuentra, (es mentira).
Dando a notar mi autoridad, le digo que no puedo esperar, que se lo comunique al señor Jonhs que la señorita Rojo está esperando.
Lo llama y susurrando preocupadamente por el teléfono; me describe.
Entonces cuelga y me comunica que pase, el pasillo de la izquierda la última puerta.
Me pide disculpas, asume que será un error informático, me ofrece si deseo algo para beber.
Me encamino  hacia el pasillo, la moqueta ahoga el sonido de mis pasos.
Llego a la puerta, la abro ligeramente sin hacer ruido.
Su despacho una gran sala con dos paredes de cristal con vistas vertiginosas de la ciudad, a la izquierda una gran mesa clásica de despacho con  un ordenador de gran pantalla y una butaca cómoda de piel negra.  A la derecha  frente a la puerta  una gran mesa de dibujo llena de planos, reglas y lápices. Frente a ella el sentado en un taburete giratorio.
Nota mi presencia se gira, sorprendido y un poco nervioso, sonríe.
Pregunta: ¿Señorita Rojo? se ríe. Gracias, por venir hasta nuestro estudio y pensar en nosotros para sus inversiones.
- A pesar de la confusión de la entrada, es un placer tratar con usted (digo mientras poso el maletín en el suelo, caminando hacia el deshaciendo el nudo de mi abrigo y lo dejo caer al suelo).
- Estaré encantado de mostrarle nuestras ideas;  mientras dice esto con un pequeño mando blanco, sube ligeramente el hilo musical y  bloquea la puerta.
Me mira todavía sorprendido y exclama. ¿Cómo has conseguido llegar hasta aquí? Me vas a volver loco!! Suspira y me mira el escote.
Dejo caer los tirantes del vestido, empujo el vestido hacia abajo, dejando al descubierto el corpiño de lencería negra y azul. Persigue el  camino del vestido con su mirada, descubre el ligero que sostiene las medias. El suspira otra de nuevo. Cuando el vestido toca el suelo, me rodea con sus brazos coloca sus manos  sobre mi culo, me alza  en el aire y me sienta sobre la mesa, frente a  él.
Mi pecho está a la altura de su cabeza. Me mira pícaramente intentado descifrar, por donde se comienza a desmontar el corpiño. Desabrocha tres broches del escote, y mis pezones  están a punto de precipitarse fuera de él. Sus manos en mi cintura presionan levemente el corpiño hacia abajo, provocando que mis pezones se precipiten al vacío, pero muy caballeroso los rescata con su boca. Cariñosamente  los rodea  cada uno con una mano  y hunde su cabeza en medio.
Siempre que hace eso denoto que su respiración cambia a una tono más  relajado y seguro, como el del un niño dormido en brazos de su madre. Entonces en  voz baja y tranquila, afirma: no me vas a volver loco; ya estoy loco.
Rrrrrr!!!! Con un pequeño gruñido de gatito, se abalanza sobre el  pezón derecho, el izquierdo está atrapado entre sus dedos, sabe que eso me hace perder el sentido.
Apoyo mis manos sobre la mesa aunque debo de apartar un par de papeles para encontrarla, él se percata y se detiene; pregunta -¿cómoda señorita Rojo?  Me rio y respondo: -no demasiado ¿qué puede ofrecerme señor Jonhs?  Él se ríe de nuevo desliza sus manos desde mi cintura hasta  las rodillas, alza mis pies y los apoya sobre sus muslos.
Mientras me descalzada, me sugiere: - creo señorita que se encontrara más cómoda así.
Separa sus piernas y con ellas las mías que se encuentra apoyadas en ellas.
Besa la cara interior de mis muslos mirándome de reojo,  para descubrir mi ombligo cubierto por una cinta, la sopla suavemente.  Y el lazo cae sobre mi cadera derecha de donde pertenece, lo deshace, antes de deshacer el izquierdo y dejar caer el tanga al suelo, clava su  azul  mirada en mis ojos. Sostengo la mirada, pero él juega sucio y gana, hunde su dedo pulgar en mis labios presionando el clítoris, cierro mis ojos y dejo caer la cabeza.
Su pulgar desciende y su lengua toma el relevo por donde el dedo ha pasado, forman un gran equipo no se dejan ningún milímetro sin recorrer.
Sus labios se pelean con los míos, su lengua negocia con mi clítoris pero en esta guerra, siempre me rindo yo.
Se seca la boca con el puño de la camisa; me deslizo al bajarme de la mesa y traes de mí se  caen algunos planos, uno se ha quedado adherido a mi culo, lo retiro cuidadosamente y lo dejo sobre la mesa.
Mira el desorden  creado con una leve preocupación, que desaparece cuando lo cojo de la mano. Beso su cuello y  susurro en su oído, mi turno señor Jonhs.
Separó la butaca negra de piel del barroco escritorio, lo invito a sentarse en ella. Presiono el pedal bajando su altura habitual,  me inclino para besarle el cuello y desabrochar un par de botones de su camisa, tomando un reposabrazos lo giro frente a mí.
Me arrodillo entre sus piernas, acaricio con una mano suavemente el bulto que su pantalón esconde, con la otra suelto el cinturón. Con las dos manos desabrocho los tres botones de su pantalón y su pene erecto emerge entre mis manos, un delicioso helado de cucurucho  que no puedo resistir el comer. Deslizo mi lengua desde la base a la cima, donde esta deliciosamente húmedo, mis labios la rodean obligándola a entrar lentamente a saludar a mi campanilla.
Rápidamente se pone  tan dura  que llena toda mi boca, es el momento de tratarla con dureza, la sujeto fuertemente con mi mano la arropo con mi boca, provocando que comience a derretirse en mi lengua.
El suspira de placer y exclama, no seas mala ¡! No tan rápido.
Mi respuesta: estaba siendo buena ahora voy a ser mala.

Me pongo en pie y me siento rápidamente a horcajadas sobre él, sin darle tiempo la reponerse, y sintiéndome repleta  dentro mí,  no puedo evitar buscar el placer en cada moviendo, cabalgo tan rápido, que una pequeña explosión me inunda. Su respiración se descontrola y exclama, -Eres mala!!! A este ritmo acabaras conmigo. Sonrió pícaramente y le beso la frente.
Me levanto y voy a recoger el vestido del suelo, vuelvo junto a él y me apoyo en la mesa mientras me pongo el vestido, con una sonrisa  graciosa  me voltea levanta  el vestido dejando un cachete al descubierto, coge una pluma estilográfica del escritorio  y me firma la nalga.
Tengo estampado en el culo el plano en el que estaba trabajando cuando llegue. jajajajajajaja
Me dice: Señorita Rojo espero que le gusten los diseños, hay gente que se ha dejado el culo en este proyecto.


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