"Siempre manzana"

sábado, 15 de marzo de 2014

B. B.

“¡Siempre manzana!  ¡Siempre manzana!” -pensaba gruñendo el pequeño gusano de la manzana, mientras avanzaba mordisco a mordisco por dentro de una, muy roja y tierna.
“Admito que el sabor está bien, el aroma, la textura…pero es que… ¡siempre manzana! Y sé que no probé ni la décima parte de clases, ni viviré lo suficiente como para hacerlo; las hay dulces del norte, agrias de Australia, enanas de frío… pero es que es eso… ¡Siempre manzana!”
“¡Ay…! Quien me diera aunque sólo fuese por un momento relamerme en la dulzura de una pera, sumergirme en la esponjosidad del melocotón, experimentar el refresco masivo de la sandía…”
“Sin embargo, aquí estoy, relegado a esta fruta, a hacer galerías sin parar que no me llevan a ninguna parte más que a…  ¡siempre manzana!”
De repente el gusanito gruñón, tras un gran bocado, llega al mismo corazón de la manzana. Allí de repente se topa de frente con unos enormes ojos oscuros que lo miran con curiosidad. Y es que al mismo tiempo y tras otro mordisquito, una gusana de la manzana está también en el corazón de ésta.
El gusano la mira y siente algo nuevo. Con los mofletes inflados aún masticando el último bocado se miran profundamente. Tragan y siguen mirándose. Sonríen. Entonces, el gusanito va a decir algo, pero algo pasa. Todo tiembla, parece desmoronarse; en cuestión de segundos un palo redondo de madera cruza el corazón de la manzana de manera brusca. Aunque les extraña , la pareja sigue mirándose embobada. El gusano se decide de nuevo a hablarle, pero, otra vez, algo sucede. Por el hueco que dejó el palo, una catarata de mortífero caramelo ardiendo se precipita sobre ellos. El gusanito huele y casi saborea el maravilloso sabor del caramelo que se les viene encima, pero en vez de abrir la boca y cumplir su deseo de probar nuevos sabores, la cierra con todas sus fuerzas para poder vivir unas milésimas de segundo más y así seguir viendo esos ojos que tiene enfrente.
En un segundo, caramelizados por el ardiente torrente de caramelo, los dos gusanos se miran para la eternidad, pensando con alegría en los últimos momentos,  como a voz en grito…
¡Siempre manzana! ¡Siempre manzana…!

2 comentarios:

katzliebst dijo...

Me encanto! me transporte en ese crujiente viaje.

Anónimo dijo...

Simple y maravillosamente creativo. :) Maribel

Publicar un comentario